Hace un mes, el equipo de Multiversial me invitó a publicar un artículo en su medio digital en el que hablé sobre el proceso de centralización que ha sufrido Internet. Hoy quiero dedicar este informe a hablar sobre el futuro de Internet que más resuena en los últimos tiempos, la web3.

Durante estas dos últimas décadas hemos sido testigos de cómo el control de los servicios más importantes de Internet, que en su inicio eran controlados por protocolos de código abierto mantenidos por comunidades sin ánimo de lucro, se ha ido desplazando gradualmente, pero de manera implacable, hacia servicios propietarios operados por grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley.

La web3 o web 3.0 viene a romper con esta tendencia, quiere proponer una vuelta a los orígenes democráticos de Internet.

La historia de Internet

La historia de Internet comienza con la web 1.0, un entramado de páginas interconectadas entre sí a través de hipervínculos. La manera de conectarse entre usuarios era directamente a través de computadoras que se comunicaban entre sí.

Con la web 1.0 los usuarios se conectaban entre sí sin necesidad de servicios centrales, las páginas estáticas gestionadas de manera personal era el modus operandi del momento. Sin embargo, los usuarios no técnicos tenían una barrera de entrada a este universo altísima, la web 1.0 era una web de solo lectura para los usuarios finales.

Posteriormente llegó la web 2.0, el Internet en el que vivimos, el Internet social: Redes sociales, blogs, foros… Un Internet que facilitaba la conexión de usuarios entre sí y que otorgaba de manera sencilla las capacidades para publicar contenido a cualquier usuario independientemente de su conocimiento técnico.

Una web que permitía generar círculos de conexión de usuarios con gustos afines y contextos similares.

La manera en la que la web 2.0 consiguió pasar de una web de solo lectura a una web de lectura y escritura fue a través de servicios centralizados de grandes compañías como Google, Facebook o Microsoft.

En la actual web el usuario final tiene muy fácil publicar sus opiniones o fotos, pero no lo hace en su sitio personal propio como lo hacía en la web 1.0, si no que lo hace a través de un tercero que le facilita un espacio. Un arrendador que por el momento le cede el espacio de manera “gratuita” pero donde el usuario queda a merced de las normas y del porvenir de su proveedor.

[Imagen] -

¿Por qué necesitamos una evolución?

La centralización de Internet lleva consigo una serie de problemas que debemos conocer:

  • Si alguna de estos servicios centralizados se apaga, sus datos y conexiones se perderán. Las razones de éste apagado pueden ser de cualquier índole: económica, política, social…
  • Existen preocupaciones relacionadas con la privacidad derivadas de los modelos de negocio orientados a la publicidad de muchos de los servicios del Internet actual.
  • Los servicios centralizados proporcionan un único punto de fallo para el servicio en su conjunto. Se cae Google y nos caemos todos.
  • Censura, Internet es un espacio clave para el debate de las ideas y la libertad de expresión. Utilizar servicios centrales nos lleva a la imposición de una moral única que dictamina el proveedor último del servicio, ya sea gobierno o empresa privada.

Consecuencias de todos estos problemas que todos hemos podido sufrir alguna vez son desde el robo de datos personales de millones de usuarios de un golpe hasta empresas o personas que confiaban y dependían de unas plataformas digitales que cambian sus reglas de juego de un día para otro y que son capaces de eliminar audiencias y romper modelos de negocio de la noche a la mañana.

Web3.0 y DApps

¿Cómo deciden las redes sociales a qué usuarios bannear? ¿Lo hacen de manera equitativa o bajo algún sesgo? ¿Por qué de la noche a la mañana pueden cambiar como clasifican y organizan el contenido sin atender a las consecuencias económicas de los afectados? El poder de estas plataformas centralizadas ha creado tensiones sociales generalizadas: Debates sobre fake news, escándalos de privacidad, sesgos algorítmicos…

Es posible que el péndulo esté comenzando su viaje de regreso hacia un Internet descentralizado, gobernado por protocolos abiertos controlados de nuevo por la comunidad. El ejemplo más claro es el comienzo del uso de blockchains y de Bitcoin. Sin embargo, esto son solo pequeños ejemplos de lo que significa la web3.

Las raíces de la web 3.0 radican en la descentralización inicial de Internet como en la web 1.0 pero sin perder las facilidades de interacción para los usuarios finales de la web 2.0.

La web 3.0 quiere ser un lugar donde los servicios se distribuyen en lugar de que se centralicen, donde los usuarios poseen y controlan sus propios datos, y donde los players más pequeños no pierden sus negocios dependiendo de los cambios de normas de players más grandes y de sus opiniones.

El significado exacto de la web 3.0, y del conjunto de tecnologías que la establezcan, aún está en proceso de definición. El concepto con el que nos debemos quedar es el retorno a los valores de la web original, donde el usuario final no se diluye entre servicios centrales y tiene su propio espacio autogestionado.

La web3 traerá consigo la creación de las DApps, aplicaciones creadas sobre estos protocolos descentralizados que cambian la manera de concebir, diseñar y crear las aplicaciones actuales debido al cambio tecnológico subyacente pero que mantendrán en su mayoría la interfaz de cara al usuario. Lo que se traduce en muchos cambios en el back-end de las aplicaciones actuales y menos cambios en su front-end.

Desintermediación

¿Por qué para compartir mis fotos con mis amigos tengo que dejarlas en manos de un tercero como Facebook? ¿Por qué para poder realizar un pago tiene que autorizarme una entidad digital y no puedo pagar en “efectivo digital” tal y como lo haría en mi vida offline sin nadie que me tenga que dar permiso?

La web 3.0 traerá consigo la desintermediación de estos grandes nodos centrales de la mano de las DApps. De nuevo, cambios en la tecnología subyacente de las plataformas que romperá el ritmo de juego actual pero que de cara al usuario podrá ser casi transparente.

Internet ha podido cometer pecados originales como ya comentamos aquí hace meses, pero tiene un historial impecable en lo que se refiere a desintermediación de los procesos y esta vez no tiene porqué ser diferente.

Las DApps y la web3 nos prometen conexiones e interacciones persona-persona y no persona-nodoCentralizado-persona, para las cuales habrá que construir servicios y DApps desde cero.

Cuando ocurrirá

El cambio no se producirá de un día para otro, como casi todo los grandes cambios serán cambios progresivos a lo largo del tiempo.

La idea de que los servicios propietarios centralizados puedan ser reemplazados por servicios descentralizados gestionados por la comunidad puede parecer descabellada. Sin embargo, existen sólidos precedentes en la historia de Internet y del software.

En los años 90, la informática estaba dominada principalemente por el sistema operativo Windows y su ecosistema de software propietario.

Hoy en día, el sistema operativo Android, el más extendido en el mundo móvil, funciona y está basado en el sistema operativo open source Linux. Gran parte del software que se ejecuta en un dispositivo producido por Apple es open source, al igual que casi todos los centros de datos que componen la nube actual de los proveedores más importantes que podamos imaginar.

Se necesitaron veinte años para que el software open source reemplazara al software propietario. Los servicios descentralizados y abiertos podrían también tardar el mismo tiempo en reemplazar a los servicios propietarios centralizados.