La dicotomía misioneros vs. mercenarios me parece una herramienta potente a la hora analizar las organizaciones en las que trabajamos, una herramienta que nos permite descubrir el empuje real que una organización puede llegar a tener. Incluso puede llegar a ser un buen proxy del éxito a largo plazo de la organización.

Fue John Doer ya en los 2000, en pleno primer éxtasis de empresas tecnológicas, el que diferenció entre organizaciones que tienen contratados a misioneros o mercenarios (missionaries & mercenaries) y su correlación con su impacto a largo plazo.

Diferencias entre ambos

Por mercenarios podríamos entender a aquellos miembros de la organización que están ahí por una motivación diferente al de la organización, no sienten pasión por el gran problema a resolver y por lo tanto siempre priorizan esprintar para obtener las mayores recompensas a corto plazo.

Los mercenarios no luchan todas las batallas si no aquellas que les interesa de acuerdo a su recompensa cuasi-instantánea y suelen estar más desconectados de los usuarios o clientes finales a los que se les busca solucionar el problema.

Por su lado, los misioneros sienten y comparten el gran problema que se está resolviendo, se lo pueden llevar incluso a un terreno personal. Buscan y agredecen toda la colaboración que empuje en su misma dirección y piensan de manera más estratégia a largo plazo.

Los misioneros buscan un significado a su trabajo más allá del mero éxito, fama o dinero, tienen un sentido de pertenencia y de cambiar el mundo que les rodea.

¿Y tu que eres?

¿Tienes dudas sobre si eres un misionero o un mercenario? A mi juicio, no se nace misionero o mercenario, es un rol que se va desempeñando en diferentes momentos vitales y que fluctúa según nuestro contexto y estado, no obstante, si tienes dudas de tu momento actual yo utilizo preguntas similares a éstas:

  • ¿Sientes que tu trabajo día a día crea algo que realmente tenga un propósito por el que tu sientas que merece la pena luchar?
  • ¿Tienes un objetivo que te permita defender algo que para ti sea especial y que pueda inspirar a otros a unirse a ti?
  • ¿Tienes un cojunto de valores en los que crees firmemente que acompañan el producto o servicio que ofreces?

Evangelizar

Realizar cambios en culturas muy establecidas es altamente complicado, por eso es mejor empezar en pequeñas organizaciones o grupos de personas y desde ahí ir evangelizando a aquellos con los que más nos relacionamos.

En mi caso personal, existen a alto nivel tres acciones que siento que me empujan a sentirme más misionero que mercenario.

Foco en el “por qué”

Las organizaciones misioneras se centran mucho en el “por qué” de lo que hacen. Debaten cual es el objetivo último y su razón de ser para destilar sus próximos pasos, convenciendo siempre con los “por qués” últimos más que por el imperativo actual.

En las organizaciones mercenarias suele implantarse una organización más jerárquica, una organización que se centra mucho más en las preguntas de qué y cómo. En una organización misionera se presta mucha más atención a las preguntas de quién y por qué.

Organización humana

En una cultura misionera, las personas importan. Una organización que lucha por un ideal busca siempre mejorar la vida de las personas que empujan en la misma dirección.

Las culturas que aprecian el valor de cada persona en su organización ven como ese sentimiento se convierte en recíproco y son las propias personas las que traducen su día a día en ir más allá.

En una cultura mercenaria suele ocurrir todo lo contrario. Las personas tan apenas están motivadas y se mueven más por miedo que por otro sentimiento. Los empleados tienen miedo de no seguir las órdenes de manera correcta y de las consecuencias que ésto pueda tener.

Largo plazo loable

Una cultura mayoritariamente misionera trabaja por construir una organización que busque resolver un problema lo suficientemente grande que deba resolverse. Un problema lo suficientemente grande como para que estemos dispuestos a concentrarnos en él a muy largo plazo.

Una cultura mayoritariemente mercenaria acaba siempre buscando la creación de valor a corto plazo. Lo que favorece que las personas busquen siempre los caminos más cortos que lleven a las recompensas momentáneas, sin pensar en la próxima década.

Necesitamos más que nunca de ese conjunto de individuos que se atreven a soñar, que no tienen miedo a meterse en el barro y que se lanzan a construir su sueño de la nada. Personas que se manchan las manos y luchan por un ideal.

Si ganar dinero para hacer tu organización sostenible es parte del camino, ingéniatelas para saber cómo hacerlo y hazlo mejor que nadie, pero nunca olvides tu objetivo inical, tu gran sueño. Nadie sube al Everest para recoger las setas del camino.