¿Cómo podemos elevar a nuestro producto hasta el siguiente nivel? ¿Cómo podemos maravillar a nuestros usuarios?

Todos los equipos de producto buscan ser más eficientes a la hora de entregar valor a sus clientes en sus productos. Sin embargo, no siempre a través de la mejor estrategia.

Las dos fases

Cuando hablamos de optimizar el proceso de entrega de valor a usuarios existen dos fases totalmente diferentes:

  • La fase que optimiza el discovery, es decir, la que se centra en encontrar el número mínimo de funcionalidad que se ha de crear o la menor cantidad de esfuerzo que se ha de realizar para producir el efecto final o consecuencia buscada.
  • La fase que optimiza el delivery, es decir, la que se centra en planificar la ejecución al milímetro de todos los equipos y exprimir hasta la última hora en una planificación para entregar la mayor cantidad de funcionalidad en el periodo más corto de tiempo.

¿Qué crees que se optimiza más en tu organización? ¿Cuántas ceremonias se dedican a optimizar el delivery en tu organización en el día a día? ¿Cuántas ceremonias se dedican a optimizar el discovery en tu organización en el día a día?

Objetivo: Discovery

Sin lugar a dudas, si tuviésemos que elegir optimizar solo una de las dos fases, la opción de optimizar solamente el discovery es la más deseada.

Es la opción que nos lleva a producir menos funcionalidad pero mucho más inteligente, lo que implica crear menos complejidad en el sistema y menos infraestructura digital que luego no se ha de mantener, lo que permite a los equipos dedicar menos tiempo a mantenimiento en el futuro.

Invertir en tomar las decisiones correctas previene trabajar en cosas realmente innecesarias o meramente superficiales, lo cual se traduce en la fase que mejor maximiza el retorno sobre la inversión.

Por todas estas razones es la fase que más eficiencias produce a largo plazo y la que más valor aporta al final.

Sin olvidar delivery

Por supuesto, optimizar el delivery es necesario para no quedarnos estancados en la ejecución, pero no sirve de mucho si no se ha optimizado el discovery primero.

Podemos ejecutar mucho y a las mil maravillas, tener roadmaps cargados hasta arriba y sentirnos bien con nosotros mismos al creernos la falsa sensación de estar entregando mucho.

Sin embargo, hagamos una reflexión, echemos un ojo a todas las funcionalidades entregadas en el último trimestre, vayamos una a una… ¿realmente todas ellas han aportado tanto valor? ¿realmente ha merecido la pena su inversión?

Por lo general, las organizaciones tienden a buscar muchas más eficiencias en el delivery que en el discovery porque son problemas más fácilmente accesibles en el día a día. Pero deberíamos estar haciendo justamente lo contrario.

Optimizar el discovery no es responsabilidad de una sola persona en la organización, es obligación de todos los equipos, sin embargo, lanzo las preguntas de nuevo…

¿Cuántas ceremonias dedicamos a optimizar el delivery? ¿Cuántas ceremonias dedicamos a optimizar el discovery? ¿Cuánto tiempo dedicas a pensar en como hacer el delivery vs. cuánto tiempo dedicas a pensar en como hacer el mejor discovery?

En enero del año pasado ya escribí un #InformeLanaspa explicando porqué menos es más y todos los costes asociados del más en general.

Que no se nos olvide dónde realmente merece la pena estrujar nuestro cerebro y utilizar nuestra energía. Reflexionemos sobre nuestro dicovery.