Estas últimas semanas he estado leyendo los ensayos más recientes de Benedict Evans en los que habla sobre cómo en los próximos años se hará frente a la regulación de las Big Tech e incluso se atreve a marcar ciertas guías sobre cómo debería hacerse.

La verdad es que yo tenía en la cabeza desde hace un tiempo dedicar un informe a poner de manifiesto las desigualdades que se generan al regular unas empresas con cierta base tecnológica y otras no, algo que lleva ocurriendo más de una década. El empujón de Benedict ha sido lo único que me faltaba, vamos a ello.

La doble vara de medir

La regulación implica que tu industria avanza más lenta, todo movimiento se mira con lupa por los reguladores y te limita los movimientos. Sin embargo, ¿por qué unas empresas o sectores están reguladas y otras no tienen la misma presión del regulador?

Me gustaría examinar dos ejemplos que me parecen bastante llamativos que reflejan la actual situación y distorsión en el mercado que genera esta asimetría regulatoria. Existen otros muchos sectores afectados, sin embargo, por causas profesionales, el que mejor conozco es el de las telecomunicaciones. Aporto mi punto de vista totalmente personal y en ningún caso representando a Telefónica desde el sector en el que trabajo.

Llamadas IP vs 4G

Echemos un ojo a uno de los servicios principales que puede ofrecer una operadora móvil cualquiera, las llamadas telefónicas, servicio principal ofertado y razón de su existencia desde el principio de los tiempos. A día de hoy existen dos maneras diferentes para que un usuario realice una llamada a otra persona:

  • Por un lado, el usuario puede realizar una llamada de teléfono tradicional utilizando la tecnología 4G o la red fija que ofrecen los operadores de telecomunicaciones.
  • Por otro lado, el mismo usuario puede realizar una llamada IP a través de aplicaciones OTT (servicios digitales que funcionan sobre Internet) como Skype, Whatsapp o Facebook.

Ambas tecnologías ofrecen un mismo servicio al ciudadano, llamadas telefónicas, por lo que ambas compiten entre sí. Sin embargo, el regulador solo regula una de ellas. Por ejemplo, a Telefónica se le considera legalmente un operador dominante por tener entre un 30% y 40% de cuota de mercado en España en el sector de telecomunicaciones móviles. ¿Qué implica que se le considere operador dominante?

Entre otras muchas cosas y obligaciones burocráticas, el operador dominante debe dar acceso a sus competidores a su infraestructura allí donde ellos no llegan para que puedan ofrecer servicio a sus clientes. Eso obliga por ley a Telefónica a alquilar la red que ha construido a sus competidores para que no haya un único player en el mercado que pueda abusar de su posición monopolística.

Por lo tanto, un usuario que realice una llamada de teléfono tradicional, utilizará los servicios de Telefónica que es denominada por el regulador como un operador dominante que esta obligado a ofrecer su infraestructura a otras empresas para que esas otras empresas puedan ofrecer sus servicios a los mismos clientes.

Sin embargo, si ese mismo usuario decide realizar una llamada de teléfono utilizando la tecnología IP… ¿Cuál es la cuota de mercado de Skype o Facebook en términos de llamadas telefónicas digitales para someterse a algún tipo de regulación?

Ninguna, no se les aplica ningún tipo de regulación de player dominante pese a que ofrecen la misma funcionalidad de llamada telefónica y en términos de servicio ofertado pueden llegar a competir directamente.

Los números exactos de cuotas de mercado actuales son muy complicados de conseguir porque no existen entes reguladores que les exijan control sobre estos servicios. Sin embargo, a nadie se le escapa que en términos de comunicaciones digitales tanto Facebook (Facebook, Whatsapp…) como Microsoft (Skype, Teams…) tienen una cuota de mercado muy superior al 30% y no se les aplica ninguna regulación que les obligue a ceder sus infraestructuras a terceros para que no se aprovechen de su posición dominante en el mercado.

Las llamadas telefónicas son solo un ejemplo y, en este caso, está claro que el modelo de negocio es distinto y que el conjunto de serivios ofertados no es el mismo, pero no deja de llamarme la atención cómo se permite competir a nivel de funcionalidad pero a unas empresas se les regula el servicio y el negocio y a otras no.

La fiesta del M&A

Las ”Big Tech” han basado gran parte de su crecimiento en los últimos años vía M&A(Mergers and Acquisitions, fusiones y compras de compañías). Google compró Youtube, Facebook compró Instagram, Amazon compró Whole Foods… Comparemos las historias de dos compañías, una regulada y otra que no: Facebook vs Telefónica.

Marzo de 2015, Telefónica anuncia un acuerdo histórico para vender su filial en Reino Unido a Hutchison. En marzo de 2016, un año más tarde, la comisión europea veta el acuerdo para que no se incurriese en una situación de problemas de competencia en Reino Unido, un mercado en el que actualmente hay una decena de diferentes operadores dando servicio a los ciudadanos, por lo que se impide la venta.

A principios de este año, Telefónica UK anuncia un magnífico acuerdo con Virgin Media para fusionarse y conformar un operador con la mejor marca móvil y la mejor marca de red fija y televisión en Reino Unido. En mayo de 2020, cuatro años después del primer acuerdo con Hutchison, el tribunal de Luxemburgo da por inválido el veto de la UE a la venta de Telefónica Reino Unido a Hutchison.

Más allá de la rapidez de respuesta del regulador ante la necesidad de dinamismo del sector privado y el entorpecimiento de todos los procesos, merece la pena compararlo con las últimas grandes compras de Facebook y analizar las diferencias.

Facebook compró Instagram en abril de 2012, Instagram era la empresa llamada a ser la única gran competencia de Facebook a nivel mundial, de hecho, así lo explicaba el propio Zuckerberg en varios correos internos que se han ido haciendo públicos recientemente.

Sin embargo, en esta ocasión, cuando Facebook compra a su principal competidor convirtiendo a Facebook en un monopolio de facto en la gestión de redes sociales, no existe un regulador que se dedique a hacerle seguimiento al caso. Algo similar ocurre con la compra de Whatsapp en 2014. En ambos casos, ni se plantean problemas de competencia.

De esta manera, la falta de un regulador en el sector tecnológico hace que las grandes empresas tecnológicas no paren de crecer y de eliminar a la competencia a golpe de talonario mientras otros sectores regulados, como las telecomunicaciones, requieren de casi un lustro burocrático para poder realizar operaciones similares.

La importancia de los incentivos

Parece que el sistema esté creado para favorecer el crecimiento de las Big Tech y que los incentivos como sociedad los estamos colocando para darles un trato de favor. No obstante… ¿Cuál es la repercusión de las Big Tech en nuestra sociedad?

Telefónica aportó en pago de impuestos el equivalente al 2% de todo el PIB de España y lo lleva haciendo recurrentemente durante años, sin embargo, la aportación económica de las Big Tech a la hacienda pública es irrisoria gracias a la ingenería fiscal que utilizan para pagar impuestos en países con menor presión fiscal.

Las redes de telecomunicaciones han sido parte de la solución durante la crisis del covid-19 y de gran ayuda para los gobiernos de todos los países. Por ejemplo, Telefónica multiplicó gratuitamente el ancho de banda de servicios públicos críticos para la sociedad, aumentó sin coste adicional los GB consumibles por sus clientes y ofertó servicios multimedia de manera gratuita durante una de las crisis sanitarias más agresivas a las que se ha enfrentado el mundo, ahora toca preguntarse… ¿Qué aportó Facebook a nuestra sociedad durante la misma crisis?

Las distorsiones que produce un regulador en el mercado están claras. Toca reflexionar sobre dónde estamos colocando los incentivos como sociedad.