Muchos servicios de los que disfrutamos en nuestro día a día hacen uso de tecnología ofrecida por satélites que orbitan sin descanso alrededor de nuestro planeta. Uno de los primeros que se nos puede venir a la cabeza es el servicio de GPS, que de manera invisible da servicio a múltiples aplicaciones que utilizamos de manera cotidiana. Sin embargo, existen otros muchos servicios ofrecidos a través del despliegue de satélites alrededor de nuestro planeta como servicios de telecomunicaciones o de meteorología que quizás no sean tan evidentes para todo el mundo.

Para que este tipo de servicios funcionen, existe una cadena de desarrollos que han de producirse: desde la construcción del satélite hasta la creación de aplicaciones para el usuario final que hagan uso de su tecnología. La cadena de valor a alto nivel sería algo así:

[Imagen] - Cadena de valor de satélites con fines comerciales a muy alto nivel
Cadena de valor de satélites con fines comerciales a muy alto nivel

Hasta hace poco, todas las fases de la cadena de valor estaban abiertas al ámbito privado, con más o menos competencia en cada una de ellas, pudiendose desarrollar proyectos empresariales según las necesidades del mercado. Todas, menos una: El lanzamiento y puesta en órbita de satélites.

Hasta hace pocos años, el acceso a este tipo de tecnología estaba monopolizado únicamente por agencias gubernamentales de muy pocos países del mundo o puntualmente por empresas financiadas con dinero público en algún país. Cualquier empresa podía pagar a estas agencias para poner en órbita sus satélites, pero tenía que ajustarse a los precios de los gobiernos de los países y muy probablemente a la injerencia del poder político del momento y lugar.

Un cuello de botella en la cadena que ralentizaba la llegada de tecnología derivada del uso satelital a los usuarios finales.

SpaceX, la revolución del sector

Y aquí es donde entra en juego el que para mí es la figura tecnológica más revolucionaria de la actualidad, Elon Musk. Ya hablamos hace unas semanas de cómo Elon Musk estaba revolucionando el sector de la automoción con Tesla. Previo a fundar Tesla, Elon Musk fundó SpaceX unos años antes, con la que ya ha conseguido revolucionar el sector de lanzaderas, estableciéndose como líder indiscutible del mercado.

Hasta hace pocos años solo se podían poner satélites en marcha pasando por las lanzaderas de la NASA, de la ESA o de cualquier otra agencia gubernamental. SpaceX no fue la primera empresa privada en conseguir una tecnología igual o superior a la de estas agencias para competir con ellas porque United States Orbital Sciences Corporation ya lo consiguió con el proyecto Pegasus en 1990. Sin embargo, SpaceX si fue la primera en conseguirlo sin ningún tipo de financiación pública.

Ser una empresa privada capaz de poner en órbita satélites te da la ventaja competitiva de no tener influencia directa del político de turno, pero solo con eso no se revoluciona un sector, entonces… ¿Qué ha conseguido SpaceX que nadie había conseguido antes?

La reutilización como clave

Previo a SpaceX, lanzar cohetes para misiones espaciales era muy parecido a lanzar misiles balísticos. El cohete se componía de diferentes etapas que una vez utilizadas en el lanzamiento se perdían por el camino dejando a la carga útil en la cabeza cohete como único elemento que llegaba a destino. Cada vez que se quería enviar un cohete al espacio se tenía que construir el cohete, lanzarlo y a excepción de la carga útil, el resto de las piezas quedaban inservibles o desaparecían, lo que implicaba que para el siguiente lanzamiento había que volver a construir el cohete. Esto es como si cada vez que quisiéramos montar en un avión para viajar a algún sitio o transportar alguna mercancía nos tuviesen que fabricar un avión nuevo.

Ante este evidente problema de escalado, SpaceX cambió el paradigma de construcción de estos cohetes en la industria al pasar de un modelo de “misiles balísticos” que imperaba en la industria a un modelo de reutilización de componentes.

Las cohetes funcionan a grandes rasgos a través de dos etapas:

  • Primera etapa: Cuyo objetivo es crear toda la fuerza inicial para llevar la segunda etapa y carga útil más allá de la estratosfera. Es la etapa más voluminosa y potente del cohete.
  • Segunda etapa: Encargada de dejar la carga útil en el lugar adecuado de la órbita. Una vez la primera etapa se ha desprendido del cohete al cruzar la estratosfera, a unos 60 km de altura, la segunda etapa se encarga de posicionar la carga útil en la órbita adecuada aprovechando la inercia generada por la primera etapa y encendiendo y apagando su motor mucho más pequeño. Una vez conseguido se desprende también.
[Imagen] - Aunque de 2015 la infografía de Space.com sigue siendo vigente a alto nivel
Aunque de 2015 la infografía de Space.com sigue siendo vigente a alto nivel, fuente

Tal y como muestra la infografía de la izquierda, SpaceX ha conseguido que una vez la primera etapa ha finalizado su trabajo pueda volver de manera intacta a la superficie terrestre de manera autónoma en vez de despegarse del cohete y destruirse antes de llegar a la Tierra.

Esto marca un antes y un después en la industria porque implica que la primera etapa, la más grande y costosa de todas del cohete pueda ser reutilizable para futuros lanzamientos.

¿Y por qué es tan importante conseguir que la primera etapa del cohete vuelva sana y salva a la Tierra? Para SpaceX, aunque no publica los datos financieros, se estima que el 70% de los gastos financieros asociados al lanzamiento del cohete van dirigidos a la primera etapa.

Gracias a la reutilización de la primera etapa, antes de la existencia de SpaceX, la NASA ponía un precio de $54,500/kg para poner un satélite en órbita. SpaceX lo hace a día de hoy por $2,720/kg. Una revolución en toda regla.

Ventajas competitivas de SpaceX

Poder reutilizar el cohete trae consigo tres grandes beneficios:

  • Reducción en costes: Si se puede reutilizar el cohete y simplemente tenemos que volver a repostarlo como si fuera un avión los gastos de volver a lanzar el cohete quedan residualmente únicamente ligados al carburante necesario (un 40% del coste total) y a inspecciones de seguridad rutinarias antes de volver a volar. Esto, se estima que reduce el coste de los lanzamientos en hasta un 60% su coste total.
  • Reducción de coste de mano de obra: Antes, cada vez que se quería lanzar un cohete se tenía que volver a fabricar el cohete, lo que implicaba pasar por muchos meses de construcción. El coste de mano de obra es altísimo en esta industria por la cantidad de perfiles necesarios y su valor en el mercado, por lo que evitar años de construcción de cohetes por estas personas reduce en gran medida el coste del lanzamiento del cohete.
  • Reducción de tiempo entre lanzamientos: La reutilización del cohete implica que se acortan muchísimo las ventanas de lanzamientos, por lo que se pueden realizar más lanzamientos en el mismo espacio de tiempo, lo que permite mayor agilidad en las misiones espaciales.

"If one can figure out how to effectively reuse rockets just like airplanes, the cost of access to space will be reduced by as much as a factor of a hundred. A fully reusable vehicle has never been done before. That really is the fundamental breakthrough needed to revolutionize access to space. - Elon Musk"

Elon Musk tiene como objetivo rebajar el coste de puesta en órbita de satélites un orden de magnitud de 100 veces frente a lo que las agencias gubernamentales hacían hasta la fecha. Lo que implicará una democratización brutal de acceso al espacio con el que quién sabe que innovaciones tecnológicas podremos llegar a disfrutar.