HiPPO, Highest-Paid-Person-Opinion, es un fenómeno que ocurre en la dirección de diferentes productos y servicios y con el que probablemente en algún momento te hayas cruzado.

Sabrás identificar cuando existe un HiPPopótamo en la organización porque sus ideas no suelen ser rebatidas ni suelen venir acompañadas de datos que la validen. La nueva funcionalidad o servicio hay que llevarla a cabo porque el hipopótamo lo ha decidido y nadie lo rebate.

Las decisiones del hipopótamo no se apoyan en modelos de trabajo basados en validación de hipótesis con usuarios o decisiones basadas en datos estadísticos recabados. El hipopótamo decide en base a su instinto y a su experiencia personal.

Que los miembros de una organización generen opiniones sobre que es lo que se debe de hacer en cada momento sin utilizar datos que lo sustenten es un problema cultural que se debe corregir, sin embargo, el problema del hipopótamo normalmente es que su posición jerárquica impide que sus equipos le lleguen a rebatir sus opiniones.

Las malas lenguas llegan a decir que el problema del hipopótamo es que tiene unas orejas pequeñas que no le permiten oir a los demás y una boca muy grande que asusta.

Efectos del hipopótamo

Las decisiones de un hipopótamo sobre qué funcionalidad debe implementarse o cómo debe de llevarse a cabo un servicio que actualmente se está desarrollando suele llevar a generar backlogs descontrolados que derivan en retrasos en funcionalidades clave y que además suele desgastar a los equipos, les hace perder el norte y el foco en lo importante.

Además, la organización expuesta a un hipopótamo durante un largo periodo de tiempo no dedica su energía en buscar cual es la mejor idea a ejecutar ni tan siquiera se para a criticar las ideas del hipopótamo. Normalmente, la organización dedica su esfuerzo a generar razones por las que la idea del hipopótamo es una buena idea.

Esto es una señal más que clara de una falta de cultura basada en la creación y validación de hipótesis que debe ser resuelta, sin embargo, aunque el propio equipo se de cuenta y quiera solucionarlo, si el propio hipopótamo no se adhiere al cambio y por lo tanto deja de ser un hipopótamo, el equipo nunca conseguirá implantar la cultura correcta por más que lo intente.

Todos tenemos opiniones

La verdad es que no es que el hipopótamo no quiera lo mejor para el producto o el servicio, simplemente tiene una confianza por encima de la media que le permite tomar decisiones en base a su instinto sin pararse sosegadamente a analizar la situación.

Jim Barksdale, CEO de Netscape decía: “Si tenemos datos, vamos a mirar los datos. Si solo tenemos opiniones, vayamos con la mía.” Todos tenemos nuestras propias opiniones, pero no por ello son ciertas ni más válidas que las de los demás.

Aplicar el método científico al diseño de nuestros productos y servicios digitales es clave. Convierte tus opiniones en hipótesis y lánzate a validarlas. Una vez validadas dejarán de ser opiniones a ser hechos, algo con mucho más valor.

La única manera de hacer frente a un hipopótamo es implantar una cultura basada en validación de hipótesis y análisis de datos. Solo si todo lo que hacemos viene acompañado de una serie de investigaciones que lo sustenten podremos reconducir al hipopótamo de la organización.

¿Soy yo el hipopótamo?

A veces no somos conscientes y nosotros podemos estar siendo el hipopótamo en la habitación sin darnos cuenta. ¿Cómo podemos solucionarlo?

Por un lado, es importante limitarse a escuchar las opiniones de todos los que nos rodean antes de emitir un juicio de valor personal. Fomentar el debate solo haciendo preguntas y animando a compartir su opinión a aquellos miembros que son menos participativos en nuestra presencia. De esta manera hacemos más grandes nuestras pequeñas orejas.

Por otro lado, para hacer que nuestra boca imponga menos, lo que deberemos hacer es ser cautelosos en decidir sobre funcionalidades o direcciones a seguir sin tener datos objetivos que nos lo sustenten.

Además, lo mejor será que encarguemos a otros miembros del equipo que nos obtengan dichos datos para tomar las decisiones, para así evitar caer en sesgos de confirmación que nos puedan llevar a interpretaciones erróneas.

Un hipopótamo consciente o inconscientemente crea culturas basadas en la jerarquía. Implantemos culturas descentralizadas que aboguen por la experimentación, validación de hipótesis y análisis de datos, solo así escalaremos y tomaremos mejores decisiones.